Paco, el de la Lucía

El cielo se cubrió de gris. Las nubes se vistieron de luto y empezaron a llorar cual plañideras a los pies del lecho de muerte. El prado cambió su verdor por un halo de tristeza. Un trueno desgarrador clamó sobre nuestras cabezas anunciando un mal presagio. De pronto, tintes de duelo, desdicha y abandono inundaron calles, plazas y alamedas.
Un aroma impregnado de lamento le invadió también a él, al Arte. La soledad se instaló en cada rincón de su alma, pero sobre todo se instaló en la Música. La ausencia palpita en su corazón. De pronto, una lágrima involuntaria se deslizó por su mejilla y se posó en sus labios. Sabía a hiel. Un nudo en su garganta. Una presión en su pecho. Le falta el aire. No sabe cómo enjugar el llanto de la pobre Guitarra.
Tan triste y huérfana queda la Guitarra que destroza el silente silencio agitando al viento sus cuerdas desamparadas en un grito desesperado: ¡¿Por qué?!
¿Por qué? Mil porqués acechan su apesadumbrado pensamiento. No hay lógica que desentrañe sus dudas. El caos se apodera de su mente y le bloquea, le subyuga, le reduce a nada: ¡¿Por qué tú?! ¡¿Por qué ahora?! ¡¿Por qué así, de esta manera?! ¿Por qué me dejas tan sola? Quién templará ahora estas cuerdas. Quién nos emocionará con su guitarra. Quién me hará grande, majestuosa e infinita. ¡Qué será de mí si me dejas! Si me dejas tan vacía de tu magia.
Es día de rabia, de consternación.  Es día de duelo para el Arte, para la Música y sobre todo para la Guitarra. No está sola, todos la acompañan, todos aportan algo triste a esta sinfonía del dolor, a este Hasta siempre, maestro que ya se escucha en el más allá.  Chelos, violines, violas y contrabajos entonan en modo menor, y junto fagotes, oboes, clarinetes, flautines y flautas ejecutan acordes de séptima disminuida. Tubas, trompas, trombones y trompetas ensordecen las cadencias rotas e imperfectas mientras los timbales golpean con dolor. Solo el cajón flamenco, impávido, permanece solo, en silencio, en un rincón.

Y mientras, en el más allá de los genios, músicos de todos los tiempos colman de almas el Auditorio Celestial. Ninguno quiere perderse la esperada actuación estelar del único, el irrepetible, el recién llegado, el gran maestro de maestros: Paco de Lucía.

Paco de Lucía en concierto