PALABRAS QUE TEJEN ABISMOS
ABISMOS QUE CREAN SILENCIOS
SILENCIOS QUE PONEN DISTANCIAS
DISTANCIAS QUE PROVOCAN MIEDOS
MIEDOS A PERDER LOS AMORES
AMORES QUE ENJUGAN LAS LÁGRIMAS
LÁGRIMAS AUSENTES DE BESOS
BESOS CON LOS QUE PASAR PÁGINA
Las cosas que escribe María Cristóbal Sánchez
PALABRAS QUE TEJEN ABISMOS
ABISMOS QUE CREAN SILENCIOS
SILENCIOS QUE PONEN DISTANCIAS
DISTANCIAS QUE PROVOCAN MIEDOS
MIEDOS A PERDER LOS AMORES
AMORES QUE ENJUGAN LAS LÁGRIMAS
LÁGRIMAS AUSENTES DE BESOS
BESOS CON LOS QUE PASAR PÁGINA
Dejarnos llevar a cualquier lugar del Pirineo
y seguir descubriendo sus sendas
siempre es un placer para los sentidos.
Paisajes inmensos, sinfonías de olores,
formas y colores de una Naturaleza seductora,
cuya brisa nos envuelve y enmudece
para que, nuestras palabras, no enturbien su lenguaje.
Volver a Canfranc siempre es un regalo;
su estación, su historia, sus leyendas, sus mitos, …
protagonista indispensable e indiscutible
de momentos de plenitud capturados en la retina,
de recuerdos destilados por la memoria
que forman parte del álbum de recuerdos de nuestra vida.
Tras veinte años caminando juntos,
compartiendo miradas que rompen silencios,
he elegido el lugar perfecto de uno de esos momentos para no
olvidar.
Aquí, en Canfranc, alzo mi copa y brindo contigo
por muchas sendas infinitas por las que transitar.
Mi mirada capta la instantánea
de la quietud
de un día soleado de agosto
en plena montaña.
y el vuelo de las aves
ponen movimiento
a la imagen estática que hay ante mí.
Verde paleta cromática
verde prado
verde bosque
verde vida
verde paz.
Mis oídos perciben
el sonido de la brisa
susurrante,
el sonido del silencio
apenas roto por el canto de los pájaros,
algún graznido acompasado
y el lejano tintineo
de los cencerros del ganado.
Huele a inmensidad,
a nada,
a fresco,
a sol,
a tierra y agua.
Huele a verde.
Huele a libertad.
Pero el sabor es agridulce.
Las noticias recientes
traen amargura al cielo de mi boca,
nubes grises a las cuencas de mis ojos
y gélida palidez a cada poro de mi piel.
Mi pensamiento lleva días secuestrado
en un lugar llamado Kabul.
Contemplo el paraíso ante mis ojos
Y me estremezco al pensar
que también de este lugar un día
muchos huyeron
dejando atrás su pueblo,
la que hasta entonces era su vida,
privando a sus ojos
de la belleza de una tierra
tan bonita y tan querida.
Aunque la tierra escupa fuego,
la ciudad se vista de hielo,
o el agua inunde las calles,
ojalá a nadie le falte un techo bajo el que cobijarse.
Cuando aceche el peligro
la única salida sea la huida
y el futuro flote a la deriva
Ojalá haya un abrazo que te amarre la vida.
Ojalás que esconden dudas.
Ojalás que esconden nuncas.
Inspirado en la obra Crucifixus, de Jose Alberto Pina
Deja que te despoje de religiones,
de creencias,
de tradiciones;
deja que me acerque a ti
sin prejuicios
ni segundas intenciones.
No importa cuál sea tu
nombre,
no importa con qué fin te
parieron,
eres preciosa y
solo tu belleza me importa.
Solo quiero escucharte,
sentirte,
disfrutarte,
que tus sonidos penetren por mi oído
lentamente,
como un susurro,
conquistando mi corazón.
Melodías entrelazadas que se abrazan
y me abrazan,
acariciándome el alma,
erizando mi piel,
mientras tu sublime sencillez me envuelve,
me arrulla,
me mece.
Me llenas de paz
y me estremezco.
El sentimiento estalla
en mi pecho.
La emoción aflora en mis ojos.
Mis pies no tocan el suelo.